Blogia
MANGBROSS

El pobre imbecil

En las trastiendas de un supermercado, donde las mujeres y los hombres trabajan, a escondidas, como avergonzados; se preparan las degustadoras, esas flores que adornan los amargados productos de las gigantescas empresas que saben que sus productos son feos y necesitan de esas flores para adornarlos. Violeta es una flor, todos los días llega temprano al supermercado y saca del almacén su producto. Es viernes y es la misma rutina, más un detalle poco singular:

- ¡Por favor!¡Tengo dos hijos! - lloraba una flor, en el fondo del pasadizo

- ¡Llora más! - le decía un tipo con traje, radio y unos estúpidos audífonos en los oídos.

- ¡No fue mi culpa!

- ¡Llora más! ¡Te voy a botar! ¡No vas a trabajar en ningún lado!

Las flores pasan y tienen miedo, necesitan adornar esos insulsos productos, necesitan el dinero. Violeta pasa, quisiera hacer algo,  pero solo dice un simple "Uy! Que malo!".

¿Que tendrán los malos que siempre oyen, ven y sienten todo? ¿Será algo demoníaco? ¿O simplemente será un simple juego de audífonos y micrófonos?

- ¡¡¡Ah!!! ¿Con que soy malo no? ¡Ahora vas a ver que soy malo!

Violeta se fue, sin hacer el menor caso a la idiotez. Media hora después, se le acercó el tipo con traje.

- Ven un ratito - le dijo

La llevó afuera del supermercado y con un tonto "Ahora vas a hablar, pero afuera!", la botó.

 

La historia es real y este pobre imbecil existe y es el jefe de los tipos de traje y estupidos audifonos del Supermercado Plaza Vea de La Molina. Su unico trabajo es joder y botar a las pobres degustadoras de ese lugar.

Así que con mis más profundos deseos, espero que te corran a patadas a tí también; ya se que no lo harán, porque eres un buen perrito faldero, que te dan tu hueso (tu pequeño poder, de seguro que tu pene tambien es pequeño) y muerdes a quien sea, solo para caerle bien al amo de turno.

Y, como diría Deynos: "Muerete hijo de puta!" 

1 comentario

Nano Nunes -

Que imbecil eres tu??? que paso, botaron a tu hembrita o a tu hermana...bien hecho carajo, en estos negocios las lagrimas no valen...